"Cierta vez, alguien preguntó a Roberto Arlt por qué escribía teatro. Éi pensó un momento, como si se tratase de algo inusitado, de una pregunta inesperada, y luego, como si acabase de descubrirlo él mismo, respondió: "Es mi modo de plantearle problemas a la humanidad". Y dado que los problemas suyos eran los del hombre en cualquier punto del universo, nada mejor para expresarlos que el teatro..." apuntó Mirta Arlt sobre la producción dramática de su padre.
En La fiesta del hierro (1940) todo es atroz, desde lo que ocurre hasta cómo ocurre. Su verdadero protagonista es el Baal Moloch, diabólico ídolo sediento de sangre humana. El desierto entra en la ciudad (1953) es la obra teatral póstuma de Arlt, publicada diez años después de su muerte.
"Cierta vez, alguien preguntó a Roberto Arlt por qué escribía teatro. Éi pensó un momento, como si se tratase de algo inusitado, de una pregunta inesperada, y luego, como si acabase de descubrirlo él mismo, respondió: "Es mi modo de plantearle problemas a la humanidad". Y dado que los problemas suyos eran los del hombre en cualquier punto del universo, nada mejor para expresarlos que el teatro..." apuntó Mirta Arlt sobre la producción dramática de su padre.
En La fiesta del hierro (1940) todo es atroz, desde lo que ocurre hasta cómo ocurre. Su verdadero protagonista es el Baal Moloch, diabólico ídolo sediento de sangre humana. El desierto entra en la ciudad (1953) es la obra teatral póstuma de Arlt, publicada diez años después de su muerte.