Páginas: 104

Edición: 2023


Inspirada en El príncipe constante, de Pedro Calderón de la Barca.


Prólogo

Hacer un clásico implica discutir y reafirmar su validez. Ponerse en la línea de su tradición, pero apuntar hacia una dirección en el futuro. A su vez, los nombres que pesan traen consigo un linaje, pero también prejuicios y expectativas. Hacer un Calderón no es lo mismo si quien lo hace es otro Calderón. El juego de proponer un Calderón al cubo, tomando una obra que escribió Pedro Calderón de la Barca e intervenirla desde la escritura y la dirección contemporánea impone una toma de decisiones. Con Guillermo Calderón hemos decidido quemar la biblioteca —parafraseando a Borges—, trabajar con el texto como si estuviese perdido, como si ya no pudiéramos acceder a él, como si lo soñáramos mal, tradujéramos peor, tal vez traicionando a Calderón, pero siendo fieles al Teatro.

En una pequeña ciudad de un pequeño país de Latinoamérica un dinero ruso permite hacer una coproducción internacional de El príncipe constante. Tiempo después, una cama, aquella cama donde se torturó al príncipe, es la base de nuevas historias con temas constantes.

Constante es una obra que parte de Calderón, que atraviesa la guerra, los sueños, el arte y el teatro del tiempo para llegar hasta aquí, donde los espectadores del hoy y del mañana seguirán juzgándola con su comprometida mirada.

Gabriel Calderón

Páginas: 104

Edición: 2023


Inspirada en El príncipe constante, de Pedro Calderón de la Barca.


Prólogo

Hacer un clásico implica discutir y reafirmar su validez. Ponerse en la línea de su tradición, pero apuntar hacia una dirección en el futuro. A su vez, los nombres que pesan traen consigo un linaje, pero también prejuicios y expectativas. Hacer un Calderón no es lo mismo si quien lo hace es otro Calderón. El juego de proponer un Calderón al cubo, tomando una obra que escribió Pedro Calderón de la Barca e intervenirla desde la escritura y la dirección contemporánea impone una toma de decisiones. Con Guillermo Calderón hemos decidido quemar la biblioteca —parafraseando a Borges—, trabajar con el texto como si estuviese perdido, como si ya no pudiéramos acceder a él, como si lo soñáramos mal, tradujéramos peor, tal vez traicionando a Calderón, pero siendo fieles al Teatro.

En una pequeña ciudad de un pequeño país de Latinoamérica un dinero ruso permite hacer una coproducción internacional de El príncipe constante. Tiempo después, una cama, aquella cama donde se torturó al príncipe, es la base de nuevas historias con temas constantes.

Constante es una obra que parte de Calderón, que atraviesa la guerra, los sueños, el arte y el teatro del tiempo para llegar hasta aquí, donde los espectadores del hoy y del mañana seguirán juzgándola con su comprometida mirada.

Gabriel Calderón

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