Goldoni escribió El servidor de dos patrones, título original de la obra, en 1745 y lo hizo, como tantas otras veces había hecho y haría, pensando en el actor que interpretaría el papel principal: el gran Antonio Sacchi, muy popular en la época. La edición de El servidor de dos patrones guardó rastros significativos del gran aporte del actor a la pieza, aunque para la revisión editorial de Goldoni de 1753 desapareciera de su impronta. El mismo Goldoni reconoció que Sacchi había sido, en efecto, coautor de la primera redacción.
Esta extraordinaria comedia, un clásico imprescindible del teatro, basa su peripecia en la ambigüedad, conducta tan apreciada por el público de todos los tiempos. Carlo Goldoni pone en escena a los tradicionales personajes de la Comedia del Arte; Arlequín (Trufaldino), Pantaleón, Brighella y el Doctor, que hasta la concepción de esta obra habían sido de carácter elemental, y lo hace con un refinamiento que no desvirtúa su matriz popular. Basándose en el proverbial apetito insatisfecho de Arlequín/ Trufaldino, y en su picardía popular, Goldoni concibe un desmesurado equívoco que lleva a los protagonistas a situaciones de hilarante desazón, y al público a la complicidad. Es la mano del maestro, la pericia del gran manipulador de audiencias que fue ese autor.
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Goldoni escribió El servidor de dos patrones, título original de la obra, en 1745 y lo hizo, como tantas otras veces había hecho y haría, pensando en el actor que interpretaría el papel principal: el gran Antonio Sacchi, muy popular en la época. La edición de El servidor de dos patrones guardó rastros significativos del gran aporte del actor a la pieza, aunque para la revisión editorial de Goldoni de 1753 desapareciera de su impronta. El mismo Goldoni reconoció que Sacchi había sido, en efecto, coautor de la primera redacción.
Esta extraordinaria comedia, un clásico imprescindible del teatro, basa su peripecia en la ambigüedad, conducta tan apreciada por el público de todos los tiempos. Carlo Goldoni pone en escena a los tradicionales personajes de la Comedia del Arte; Arlequín (Trufaldino), Pantaleón, Brighella y el Doctor, que hasta la concepción de esta obra habían sido de carácter elemental, y lo hace con un refinamiento que no desvirtúa su matriz popular. Basándose en el proverbial apetito insatisfecho de Arlequín/ Trufaldino, y en su picardía popular, Goldoni concibe un desmesurado equívoco que lleva a los protagonistas a situaciones de hilarante desazón, y al público a la complicidad. Es la mano del maestro, la pericia del gran manipulador de audiencias que fue ese autor.