El coro “B”, donde se adelantan cuatro corifeos, en contra de toda regla antigua,
que se denominan Borges, Bataille, Berger y Barthes; pero detrás de sus parlamentos,
recortando sus evoluciones, dándoles un escenario propicio y asumiendo la
voz viva que los vuelve a traer desde el espacio de los libros, está la quinta B, que
firma todo. Sin embargo, Biset no es el dramaturgo, no tiene la ironía del titiritero
que manejara cuatro marionetas, sino que escucha, ve el ritmo del pensamiento en
esos nombres. En verdad, ellos lo inspiran, de ellos recibe en parte su dictado. Del
Posfacio de Silvio Mattoni.
El coro “B”, donde se adelantan cuatro corifeos, en contra de toda regla antigua,
que se denominan Borges, Bataille, Berger y Barthes; pero detrás de sus parlamentos,
recortando sus evoluciones, dándoles un escenario propicio y asumiendo la
voz viva que los vuelve a traer desde el espacio de los libros, está la quinta B, que
firma todo. Sin embargo, Biset no es el dramaturgo, no tiene la ironía del titiritero
que manejara cuatro marionetas, sino que escucha, ve el ritmo del pensamiento en
esos nombres. En verdad, ellos lo inspiran, de ellos recibe en parte su dictado. Del
Posfacio de Silvio Mattoni.